En esta muestra expositiva os vais a encontrar tres propuestas que se mueven en unos terrenos o entornos creativos muy distintos. Pero que desde sus principios los/las que intervienen, han buscado unas propuestas, que en cada caso, son frutos de sus activas vidas interiores.

En el caso de Ernesto Falkenthal recrea unos escenarios con tratamientos fotográficos y contenidos muy seleccionados que llevan la imagen a un mundo casi irreal y sugestivo. Para en otros casos, jugar con las sensaciones que producen situaciones en escenas de contenido menos placentero. La niebla de sus composiciones y la noche, son otros de los integrantes de sus obras que producen en sus fotografías sensaciones inquietantes.

Azucena Orbe nos enseña diferentes escaparates que construye al incluir a modo de protagonistas dos elementos que hace jugar entre sí. Uno es un testigo mudo; son diferentes ventanas que incorpora de fondo o primer plano, el otro, es una referencia viva -una niña, su hija- que interviene en las imágenes completando cada una de las propuestas que nos ofrece. Ambos elementos -el elemento humano y el objeto físico- y sus conjunciones, los obtiene de sus distintos viajes. Y más que intentar mostrarnos el mundo, nos enseña su mundo interior.

Nuria Sal nos muestra los efectos del agua -agua de mar, así lo quiere precisar- en la escena. Sus imágenes juegan a mezclar la luz y sus efectos al atravesar un medio acuoso y la interrelación de ambos con lo humano. Investiga en las formas y dibujos que la conjunción entre el agua y los objetos se consigue cuando la luz -filtrada por este elemento natural- nos devuelve otras líneas y volúmenes diferentes a la realidad visual habitual. Son juegos de una gran plasticidad, donde la composición es un objetivo conseguido.

Azucena Arribas Orbe

Si te asomas

Siempre he pensado en las ventanas como algo fantástico… a través de ellas, puedes ver cosas maravillosas… según la luz, pueden reflejar, lugares mágicos, niñas que parecen estar en cuentos de hadas… paraísos imaginarios… ensoñaciones… misteriosos rincones… mensajes ocultos… he recorrido distintos lugares de Europa fotografiando ventanas fascinantes… que me han llegado al corazón.

Si te asomas, me acompañas en el viaje… si te asomas…

Ernesto Falkenthal

Realidades fantásticas y ensoñaciones.

Mi afición se manifiesta desde que era pequeño y veía a mi padre “sacar fotos”. Podía luego tocarlas en aquellos papeles granulados normalmente en blanco y negro. Es esa la magia que se produce al apretar un botón y atrapar un momento que ya luego será único.

Hice mi aprendizaje en analógico, pero es, ya, en la era digital cuando descubrí todo lo que puedes hacer antes y después de un click.

Siempre me han gustado las películas de ciencia ficción, la fantasía, el mundo del cine y en muchas de mis imágenes intento plasmarlo.

Los planteamientos:

Cuando pienso en una imagen, hay ocasiones en las que tardo bastante tiempo en llevarla a cabo. Luego me preocupo de las dificultades técnicas para poder realizarla, me doto de los medios necesarios de iluminación, atrezzo y la o las personas que necesito. Si no dispongo de estos últimos para poder hacerla, es mi hija o yo mismo los que nos introducimos en mi sueño o fantasía.

Nuria Sal

Agua de mar. Su líquido vital

H20, dos átomos de hidrógeno uno de oxígeno, agua. Eso es la vida resumida en una fórmula diminuta,

Algo de grandes dimensiones, con vida y carácter propios, que te invade te abraza y hasta te asfixia...

De ello nos hablan las imágenes de Nuria Sal, que giran en torno al agua y resultan tras ir sumando nuevas moléculas a la fórmula.

Su receta es sencilla pero efectiva, sobre una base acuática va mezclando sin esfuerzo aparente, fragmentos de cotidianidad y emoción.

De manera natural consigue despojarla de sus propiedades físicas para ofrecernos un líquido de hermosos colores, intensa fragancia y un sabor inequívoco a esos momentos de la vida que merecen ser recordados.

Gota a gota el trabajo de Nuria termina por empaparte, como aquellos paseos en los que uno prescinde conscientemente del paraguas y entrega su piel y sus sentidos a la lluvia.

Texto: Roberto Anguita